Solía creer que el mundo giraba entorno a la lluvia de detrás de la ventana, los juegos de palabras y las caricias furtivas.
Solía creer que el café endulzado con virutas de chocolate y el olor a nicotina de boca a boca nunca acabarían.
Solía creer en los susurros en silencio, en las sonrisas de sal, en tu sonrisa.
Solía creer en ti; solía creer en nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario